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“La Unasur está muy activa y hay gran unidad”

Por Sebastián Premici

El canciller Héctor Timerman habla de la importancia del bloque para la paz y el crecimiento de la región, y analiza los efectos que traerá el informe sobre Papel Prensa


Hace dos meses, Héctor Timerman fue nombrado canciller de la Argentina. Una de sus primeras acciones fue asistir a la asamblea anual de las Naciones Unidas y al Comité de Descolonización, donde realizó un duro pronunciamiento sobre las Malvinas y la exploración petrolera en aguas cercanas a las islas. También siguió de cerca las negociaciones de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) por el conflicto entre Colombia y Venezuela. En una entrevista con Debate, el funcionario repasa los pormenores de esas negociaciones, afirma que el crecimiento económico y social de la región podrá darse sólo por la “integración de los pueblos latinoamericanos” y revaloriza el rol del Mercosur, a partir del acuerdo por un Código Aduanero Común. Tampoco faltó una reflexión profunda sobre el rol de Twitter en las comunicaciones del siglo XXI. Por otro lado, Timerman habló acerca del caso de Papel Prensa y aseguró que “la sociedad castigará, una vez que se sepa la verdad, a quienes fueron cómplices de la dictadura”.



El próximo martes 24, la Presidenta dará a conocer el informe Papel Prensa-La Verdad. ¿Qué ocurrirá a partir de esa presentación?

El pueblo argentino sabrá qué fue lo que realmente pasó durante la expropiación de la empresa por parte de los diarios Clarín, La Nación y La Razón, en los primeros años de la última dictadura militar, y en connivencia con algunos miembros de esa dictadura.

¿Qué cambió en la Argentina para que este tema, del que siempre se habló en voz baja, pudiera ser debatido en la sociedad?

Éste es un gobierno que retomó el rol de la política en la sociedad. Éstos son los hechos -la investigación sobre Papel Prensa- que se producen sólo cuando la política retoma el control de la cosa pública, mientras que antes estaban en manos de las corporaciones, entre ellas las mediáticas, como el Grupo Clarín. Las empresas de medios tradicionales no quieren perder el rol de control sobre la sociedad. Algo que estaba determinado desde hace muchos años, que es la desaparición de la política como una herramienta de manejo de la sociedad, hoy ha vuelto a manos de los políticos. Esto es parte de la disputa que existe detrás de la batalla por saber la verdad sobre Papel Prensa. Los accionistas privados de la compañía (Clarín y La Nación) creían que habían asumido el rol de controlar a la sociedad. Hoy las cosas están cambiando.

El debate por la nueva Ley de Servicios Audiovisuales, ¿generó consenso para ahondar en un tema tan complejo como Papel Prensa?

Cuando la política ocupa nuevamente su rol, surgen estos debates y la sociedad elige. Eligió tener una Ley de Medios de la democracia, y elegirá, seguramente, cuando conozca la verdad, sancionar a quienes, desde los medios, fueron socios o cómplices de la dictadura militar.

¿Cómo califica el papel de la Unasur en la resolución del conflicto entre Colombia y Venezuela y por qué cree que la participación de Néstor Kirchner, como secretario general de ese bloque, fue cuestionada desde algunos medios de comunicación?

La Unasur está muy activa y existe una gran unidad entre las naciones que integran ese bloque. Vemos con mucho optimismo el rol que está desempeñando en la resolución pacífica de los conflictos. Nosotros estábamos seguros, y así ocurrió, de que el camino para la solución del diferendo entre Colombia y Venezuela pasaba por la Unasur, ya que consideramos que un problema local debe ser resuelto por los países vecinos. También observamos, sin sorpresa, el fracaso de la OEA, desde donde algunos de sus miembros quisieron utilizar políticamente el conflicto, mientras que desde la Unasur queríamos resolverlo. Néstor Kirchner trabajó en silencio, tal como suele hacerse en este tipo de negociaciones. A veces, algunos medios interpretan ese silencio como una falta de mediación y acciones concretas cuando, en realidad, el tema de fondo pasa por actuar con la mayor reserva posible para garantizar el éxito de la gestión. Sin ir más lejos, Kirchner estuvo reunido con los cancilleres de Colombia y Venezuela, mantuvo una reunión en la Argentina con Juan Manuel Santos, antes de que asumiera, y luego viajó a Venezuela para encontrarse con Hugo Chávez. A pocas horas de la asunción de Santos, ya estaba agendado un encuentro formal entre los presidentes de Colombia y Venezuela junto al secretario general de la Unasur. Esto desembocó en un acuerdo muy profundo para impedir cualquier tipo de conflicto en la frontera, a tal punto que, esta semana, viajó el presidente del Congreso colombiano a Venezuela y, en unos días más, viajará todo el gabinete colombiano. Es decir, no sólo se está trabajando para evitar un conflicto armado, sino que también se pretende profundizar la integración regional.

El golpe de Estado en Honduras generó algunas posiciones encontradas entre los países de la región. ¿Cómo quedaron las relaciones entre ellos?

Estamos atravesando un momento de gran unidad en América Latina. Creo que nunca se había dado un diálogo tan profundo y significativo como en esta época. Tenemos claro que la necesidad de nuestros pueblos es lograr la integración. De esta manera vendrá la resolución pacífica de cualquier conflicto, además del desarrollo económico y social. Este contexto surge luego de años de conflictos y enemistades, muchas veces, generadas por potencias extranjeras que actuaban en la región. Ahora, esos conflictos parecen quedar atrás. La Argentina trabaja con ese objetivo, creemos que la unidad latinoamericana será el eje por donde transitará el desarrollo de cada uno de los países. A partir de ese objetivo común es que fijamos nuestra política exterior. Sin embargo, en el tema Honduras existen algunas diferencias. Pero, justamente, por el diálogo que tenemos se puede apreciar que, a pesar de las diferencias, existe unidad. Todos queremos lo mismo, todos anhelamos una mayor democracia, el respeto a los derechos humanos, el castigo a los culpables. El tema es cómo lograrlo. Pero de ninguna manera una diferencia de estrategia alterará nuestras relaciones estables y de trabajo conjunto.

El concepto “integración” también esconde una puja de intereses. Desde algunos sectores sostienen que la Unasur y el Mercosur deberían fusionarse o que uno tendría que tener más preponderancia que el otro. ¿Cuál es la postura de la Argentina al respecto?

El Mercosur y la Unasur no tienen nada que ver, son diferentes instrumentos elegidos por los países-miembro para resolver determinados temas y proyectos. Incluso, existen otros organismos de integración económica de los cuales la Argentina no forma parte y sí otros países de la Unasur. Son organismos diferentes que trabajan con un mismo objetivo, pero desde otros lugares.

Durante la última cumbre de presidentes del Mercosur, los mandatarios llegaron a un acuerdo sobre el Código Aduanero Común. El tema pasó casi inadvertido cuando, en realidad, lo que se acordó es uno de los principales objetivos del organismo.

El que mejor lo definió fue Lula. Dijo: “Soy la persona que participó en más cumbres del Mercosur, y ésta fue la más exitosa desde la de Ouro Preto”, que fue cuando se lanzó formalmente el bloque. Dijo que ésta había sido la mejor cumbre por la importancia de los acuerdos alcanzados, entre ellos, el Código Aduanero. La gente tal vez no comprenda su alcance, quizá porque no fue bien informada por los medios. Con este acuerdo hemos unificado las Aduanas de todos los países-miembro, cada Aduana se manejará con los mismos parámetros, lo que nos abrirá las puertas para agilizar las importaciones y exportaciones con todos los países de la región. Durante años fue imposible acceder a una solución y, a último momento, en una negociación entre los presidentes, se llegó a este Código Aduanero que, seguramente, dentro de unos años se estudiará como parte del proceso de integración y como un hito en la historia del bloque.

Ya que mencionó a los medios de comunicación, en alguno de ellos se dijo que la cuestión de las retenciones era lo que trababa el acuerdo. ¿Fue así?

Hay muchas cosas que uno negocia pero lo importante es que los acuerdos salgan. Son cerca de doscientos artículos, y cada uno de ellos fue debatido profundamente. Lo importante es que todos están acordados y ahora tenemos un Código Aduanero Común. ¿Qué pasó en el medio? No importa, es como ocurre con las leyes, que se debaten por horas, pero lo relevante es que salgan.

Un instrumento interesante que tiene el Mercosur es su Parlamento, creado hace cinco años, pero todavía sin peso político específico. ¿Hubo avances en las negociaciones para la elección directa de los parlamentarios y la cantidad de legisladores que cada país debe tener?

Se está avanzando en un Parlamento representativo de todos los países, pero con el cuidado de que no haya una mayoría absoluta de ninguno de los miembros. El Parlamento del Mercosur estará terminado en las próximas cumbres (ndr: actualmente, funciona en Montevideo, cada país tiene la misma cantidad de legisladores y sus decisiones no son vinculantes), hay un acuerdo total y absoluto en la necesidad de contar con este instrumento. Es igual que el Código Aduanero; se está negociando, con diferencias, pero todos queremos que se termine de configurar.

¿Qué avances hubo en la negociación entre el Mercosur y la Unión Europea?

Nosotros creemos que la UE hace una defensa muy estricta de su sector agrícola, lo que impide que nuestros productos puedan acceder y competir en esos mercados. Si bien seguimos conversando, mientras exista esta cerrazón por parte de la Eurozona será muy difícil avanzar. Los acuerdos comerciales, generalmente, tardan muchos años en cerrarse, ya que entran en juego muchos intereses económicos y sociales.

De hecho, la Ronda de Doha todavía está frenada y ya van más de ocho años de negociación.

Y no hay ninguna perspectiva para que continúe, al menos por el momento. No es una afrenta personal pero Europa defiende sus intereses y el Mercosur los suyos. Simplemente con desear un acuerdo no se llega a nada, hay que trabajar mucho para alcanzar objetivos comunes.

El último año, en el debate por las elecciones en Uruguay, Luis Alberto Lacalle se manifestó en contra del Mercosur. En Brasil, el candidato José Serra también abogó por la disolución del bloque. ¿Cree que puede aumentar el clima adverso al Mercosur?

De ninguna manera. El Mercosur es un acuerdo profundo entre los países, es una realidad inquebrantable e irrenunciable para sus miembros. Este bloque es la herramienta fundamental que hace a la paz y al progreso de sus miembros. Nosotros vamos a poner todos nuestros esfuerzos para que este bloque siga avanzando.

En el caso de la ex Botnia, usted dice que el conflicto está terminado; sin embargo, los asambleístas insisten en que no, y están proponiendo una asamblea para discutir un nuevo corte de ruta. ¿Cuál es el escenario que avisora?

Nos fijamos objetivos muy claros cuando terminó el juicio en La Haya: llevar adelante ese fallo, que indica la necesidad de controlar los efectos que pudiera tener la ex Botnia sobre el medio ambiente en el Río Uruguay y la zona costera del lado argentino. Las negociaciones que llevé adelante fueron en ese sentido. Logramos que científicos argentinos tuvieran permiso para ingresar en la pastera y estudiar las condiciones con las cuales se desarrolla el trabajo ahí adentro. Esto fue un acuerdo rubricado por ambos presidentes. En este momento, estamos definiendo quiénes serán los científicos que participarán de este control, estamos estableciendo con Uruguay la metodología de ese trabajo. Pero como a nosotros nos interesa el medio ambiente, también le propusimos al país vecino que la misma Comisión del Río Uruguay fuera la encargada de monitorear la costa argentina. Nosotros, sin ninguna obligación, hemos ofrecido que monitoreen el río. Si existiera alguna violación al Tratado del Río Uruguay, ya fuere del lado argentino como del uruguayo, sería nuestro gobierno el que haría la denuncia.

¿Habla de la represa sobre el arroyo Ayuí, principal afluente del Uruguay, construida por una empresa del vicepresidente del Grupo Clarín, José Aranda?

Sí. Quieren construir esa represa en Corrientes, y en la empresa hay varios accionistas; uno de ellos -y mayoritario- es el vicepresidente de Clarín. Y vamos a llevar el tema a la Justicia. Si costó tanto llegar a un acuerdo para proteger el medio ambiente con el caso Botnia, la Argentina hará lo imposible para que el río sea un ejemplo de control.

En el caso de la llamada “embajada paralela”, usted presiona para ser convocado al Congreso para dar su versión de lo ocurrido, sin embargo no lo llaman. ¿Por qué?

Hubo un manejo de la oposición, que fue el de inventar un caso para atacar al Gobierno. La oposición es muy rápida para invitar a supuestos testigos (para que digan lo que ellos quieren escuchar), mantener en secreto esos testimonios y dar a conocer rumores, pero no está dispuesta a escuchar al canciller en público. Me parece que prefieren utilizar las relaciones exteriores para dañar al Gobierno y para dañar los intereses de los argentinos.

Si el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Alfredo Atanasof, no lo convoca, ¿podría asistir por invitación de algún integrante del Frente para la Victoria?

Tengo que analizar cuáles son mis alternativas; tal vez, haga una denuncia pública mediante una conferencia de prensa, sobre el accionar de ciertos diputados que manipularon las relaciones exteriores en detrimento de los intereses nacionales.





Medios de comunicación y Twitter



Además de ser canciller, Héctor Timerman es periodista y, como tal, asiduo lector de diarios y un habitual twitteador. Un día, mientras leía el New York Times, encontró el nombre de Moshen Rabbani, ex agregado Cultural de Irán en la Argentina y hombre vinculado con el atentado a la AMIA y con otro en un aeropuerto de Estados Unidos. De su particular lectura, surgió un trabajo conjunto entre la Argentina y Estados Unidos. “Le informé a Hillary Clinton que habíamos visto que una persona condenada en Estados Unidos por intentar hacer un ataque terrorista en el Aeropuerto JF Kennedy, estaba vinculada a Moshen Rabbani. Le avisé a la señora Clinton para empezar un trabajo conjunto entre quienes están investigando los actos terroristas en su país y quienes están investigando el atentado a la AMIA en la Argentina.”

¿Cómo encontró esa conexión?

Leyendo el diario, que evidentemente muchos no lo hacen, porque cuando me enteré era el único que lo sabía. No sé qué ocurre con eso.

¿Por qué se armó tanto revuelo por el uso que le da a Twitter?

Esta es una red social como otras, la usan muchos funcionarios de todo el mundo. En el Departamento de Estado norteamericano, la mayoría tiene una cuenta; Obama también. La cancillería brasileña tiene una cuenta en Twitter. Sólo acá se genera tal rechazo, porque a través de las redes sociales uno puede informar sin ser desvirtuado por algunos periodistas que hacen de la información una herramienta política. George Orwell decía que había que denunciar a quienes usaban el lenguaje para condicionar a la gente en vez de informar. Lo que evita Twitter, Facebook y otras redes sociales es lo que Orwell denunciaba hace tantos años, es decir, la utilización del lenguaje para condicionar a la población.







Colonialismo modelo siglo XXI



Durante el último encuentro de la Comisión de Descolonización de la ONU, hubo un fuerte pronunciamiento sobre Malvinas, potenciado por la decisión de los británicos de permitir la exploración de hidrocarburos en zonas cercanas a las islas. ¿Alguna vez los países podrán discutir la soberanía de Malvinas, cara a cara?

Seguimos actuando en todos los foros internacionales, denunciando el avasallamiento de la soberanía nacional. Al hecho de un acto colonialista que fue la usurpación de las Malvinas, se le sumó el intento de apropiación de los recursos naturales. Es decir, se vuelve al viejo colonialismo. No hay nada nuevo, lo que está haciendo Gran Bretaña es el mismo colonialismo que imperaba entre el siglo XIV y XVIII y que uno pensaba que ya estaba terminado. La mayoría de los que quedan son producto del Reino Unido. En el comité de Descolonización de la ONU uno puede darse cuenta de que la mayoría de las denuncias sobre colonialismo tienen como protagonista a Gran Bretaña. En este sentido, creo que existe una falla en el sistema internacional que permite que ciertos países tengan derechos que otros no tienen. Hay que reformar estos organismos que reflejan la situación internacional de 1945, pero no dan cuenta de la actualidad del siglo XXI. Mientras no se lleve adelante la modificación de esos organismos, países como Gran Bretaña seguirán teniendo vía libre para ejercer el colonialismo.

Publicado por Kompromiso Nacional

Los datos fueron tomados de la web de la Presidencia de la Naciòn Argentina

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