Julio de Vido: “Queremos un mercado interno, fuerte y sostenido
Por Eduardo Anguita y Francisco Balázs
eanguita@miradasalsur.com
El ministro de Planificación Federal realiza un extenso análisis de siete años de gestión y del cambio de paradigma a través de la presencia del estado. La recuperación energética, la descentralización de la obra y el gasto públicos, orientados hacia un desarrollo territorial equilibrado. La edición de ayer de Clarín publicó, casi como si fuera un escándalo: “El gasto público nacional escaló al récord de 146.000 millones de dólares”. La foto que ilustra la nota es de Julio De Vido con un epígrafe que dice “Un 25% del aumento del gasto fue destinado a subsidios”. Por suerte, un día antes estuvimos una hora y media con el ministro de Planificación Federal para intentar comprender un poco mejor cuál es el rol de un Estado frente a las necesidades energéticas, que no se somete a las corporaciones privadas. Desde el 25 de mayo del 2003 a esta parte, la Argentina creció muchísimo, tal como reconoce la nota de Clarín. Lo que no dice es que ese crecimiento, en el caso de la demanda de energía es mayor, en términos proporcionales, en la industria que en el consumo domiciliario. Lo mismo sucede en el NOA y en el NEA respecto de los principales centros urbanos. El kirchnerismo recibió la herencia de empresas privadas con contratos intransferibles que controlan el conjunto de los servicios públicos. Pavada de desafío tratar de imponer autoridad política y direccionar el crecimiento económico regional y beneficiar a los sectores más desprotegidos. Las tarifas congeladas con subsidios del Estado bajo estricto control, se convierten en una fantástica herramienta para un Estado determinado a acompañar a la sociedad en una transformación hacia la soberanía y la inclusión.
-El aumento del consumo de energía fue de un 51% desde 2003 hasta la fecha ¿Cómo se distribuyó esto en las distintas regiones y qué sectores fueron los que más crecieron?
–Se trata de subas muy significativas que son consecuencia de la política económica. Se registró un fuerte incremento en el nivel de actividad industrial, que creció más que proporcionalmente que la demanda residencial y comercial. Mientras que la demanda eléctrica industrial en el período que usted menciona creció el 47,5%, la residencial fue del 40,9% y la comercial del 42,4%.
Sin embargo, las estadísticas arrojan promedios. Cuando se abren los indicadores, uno encuentra datos muy relevantes. Por ejemplo, en las regiones del noroeste y noreste del país, el crecimiento del consumo alcanzó el 61%, superando el promedio nacional. Esto habla de un equilibrio territorial buscado y logrado. Se trata de una tendencia que se profundizará hacia fin de año, cuando terminemos la línea para el transporte de energía eléctrica que unirá el NOA con el NEA. La obra permitirá transportar 500 Kw. Subrayo el hecho, porque alguien podría pensar que el aumento de la demanda y el consumo se dan sólo en el área metropolitana de Buenos Aires. El crecimiento de las regionales marginales supera el promedio del país. Tal vez, para los habitantes de las grandes ciudades no sea un dato significativo, pero esta obra que le menciono permitirá que Formosa se incorpore al sistema nacional. Hasta ahora, la provincia recibía energía eléctrica desde Yaciretá, a través de una línea que no es nacional y que viene por territorio paraguayo. Ahora la recibirá desde Salta. En consecuencia, ya no dependerá de los excedentes de oferta que pueda registrar Paraguay.
–¿Usted cree que esto tiene un impacto político por representar un modelo diferente al de los noventas o vale por las cifras económicas que refleja?
–Van de la mano. Los números son importantes en la medida que posibilitan alcanzar los objetivos políticos. Otro ejemplo es el gasoducto Juana Azurduy. La obra ya fue adjudicada y arrancará con un transporte de 6,5 millones de metros cúbicos diarios desde los yacimientos bolivianos, hasta alcanzar los 27 millones de metros cúbicos diarios en 2015. Este acuerdo lo firmaron en abril pasado los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Evo Morales. Es un paso muy importante en la integración regional. Para nosotros es la posibilidad de proveer de gas a Formosa, Chaco, Misiones, Corrientes y la zona norte de Santa Fe.
–¿En cuántos beneficiarios impactará esta obra?
–Estamos hablando de 1.600.000 argentinos y argentinas que hoy no tienen acceso al suministro de gas por red y que deben usar garrafas o energía eléctrica, con el consecuente mayor costo que esas alternativas implican. Es claramente una situación de inequidad con relación a los consumidores del área metropolitana.
–Respecto de la integración energética con Bolivia, no hace muchos años se planteaba que era imposible acordar un contrato de provisión porque era imposible ponerse de acuerdo con los precios.
–El tema es simple, pero hay que ponerlo en perspectiva. Hacia 1994, en plena época neoliberal, el gas sobraba en nuestro país y, sin embargo, importábamos desde Bolivia. Hasta 2003 le vendíamos a Chile 25 millones de metros cúbicos diarios. Hoy, tenemos picos de consumo que llegan a 129 millones anuales. La situación habla del buen negocio que hicieron los empresarios chilenos y del mal negocio que hicimos los argentinos. Si en lugar de gas argentino, Chile hubiera tenido que consumir gasoil o fueloil, su PBI hubiera crecido un 20% menos durante la última década. Ese 20% es el diferencial que ganaban las transportadoras y distribuidoras chilenas con el gas que les vendíamos a 2 dólares por BTU, y que ellos colocaban a 29 dólares el BTU en el área metropolitana de Santiago de Chile.
–Una pérdida fabulosa…
–Una pérdida fabulosa que sufrió nuestro país y que sólo benefició a las dos compañías chilenas que tenían el negocio del transporte y la distribución. Dos empresas que, en realidad, eran una sola. El acuerdo, al fin y al cabo, ni siquiera benefició con gas barato a los consumidores chilenos. Quiero decir con esto que el gas boliviano debe servir también para el desarrollo de Bolivia. Hemos hecho un acuerdo con el presidente Morales que significa que le pagamos el mejor precio de la región. Bolivia se va a beneficiar y su excedente de gas será transportado hacia una región de nuestro país que está postergada.
La misma directriz rige la política de integración con Paraguay. En síntesis, tanto la línea que unirá las regiones del NOA y NEA como el gasoducto Juana Azurduy servirán para equilibrar el balance energético nacional. Pero también, y no es menos importante, sirven para consolidar la integración regional.
–Volviendo a la pregunta inicial, ¿qué importancia tiene que aumente el consumo industrial por sobre el domiciliario?
–Una de nuestras premisas ha sido -es, y seguirá siendo- priorizar el mercado interno. Esto ha quedado de manifiesto en muchas ocasiones. En ningún momento hemos dejado de estimular la demanda domiciliaria. Incluso con temperaturas extremadamente bajas, como las que se han registrado en las últimas semanas en todo el país, hemos cumplido la provisión energética en términos de volumen y precio. Además, el Gobierno tiene planes específicos para el sector industrial.
Respecto de la demanda industrial, algunos medios dicen que se cortó el gas a las industrias, lo que no dicen es que el Estado provee a esas industrias de combustible alternativo en el marco del Plan Energía Total, que se puso en marcha hace tres años.
Puede que haya alguna demora en la remesa del insumo, pero cuando vienen los reclamos es porque el sistema está vivo. Además, tampoco señalan que el costo diferencial entre el gas y el combustible alternativo lo asume el Estado Nacional.
–Hay quienes sostienen que la oferta energética es un cuello de botella para la actividad industrial.
–El esquema con el que estamos trabajando ayudó mucho a sostener el ritmo de crecimiento. La prueba está en que los consumos industrial, residencial y comercial aumentaron un 47%, 40% y 42%, respectivamente. Los datos hablan de cuál es la política. Queremos un mercado interno fuerte y sostenido. La industria es el engranaje a través del que se potencia la economía.
–Como creció la demanda en todos los ámbitos, ¿cómo funciona la provisión de garrafas sociales?
–La garrafa social vale 16 pesos y ese valor se debe respetar. Está claro que hay algunos pícaros que no lo hacen. Nosotros apelamos a la responsabilidad social de los comerciantes. No creo en un Estado policial que, además de nefasto, sería imposible. En cuanto al tema del abastecimiento, cuando se producen los picos de demanda puede que existan algunos problemas logísticos, pero no hay inconvenientes de oferta. De hecho, pasado esos picos la oferta se normaliza. Incluso, nuestro país tiene excedentes de gas licuado de petróleo que son exportados. Los problemas están en la logística de distribución y en la especulación, no en la oferta.
Diversificar la matriz. Aunque la coyuntura suele acaparar la atención de los medios y de buena parte del arco político, las cuestiones estructurales están en la agenda del Gobierno. Una de esas cuestiones es la necesidad de diversificar la matriz energética. En los planes de Julio De Vido se encuentra profundizar el uso de biocombustibles y poner en marcha la central Atucha II, una obra que, al igual que la elevación de la cota de Yaciretá, fue largamente demorada por las administraciones anteriores.
-La cuestión de los combustibles fósiles seguirá siendo importante, pero no determinante en el largo plazo. La pregunta no es por cuánto tiempo más tendremos reservas de gas y petróleo, lo que debemos preguntarnos es cuánto vamos a tardar en expandir la oferta energética proveniente de biocombustibles y centrales nucleares.
–¿Qué representa Atucha II para el sistema energético nacional?
–Es el resultado de la visión que tuvo Néstor Kirchner en 2006, cuando decidió retomar el plan nuclear. Su importancia no sólo radica en el aporte de energía. El país tiene un techo en materia de generación hidráulica dado por su geografía, límite que también tienen las reservas de petróleo y gas. La energía nuclear, en cambio, es interminable porque las reservas mundiales de uranio, que es el combustible usado por las centrales nucleares, también lo son. La Argentina es rica en uranio.
–Juan Perón creó la Comisión de Energía Atómica en 1950 y después de haber sido degradada por el neoliberalismo, ahora recuperó un papel destacado.
–Además, se trata de un sistema limpio, seguro y sólo limitado por la vida útil de la central. Francia es un ejemplo en esta materia. Hace muchos años optó por esta tecnología y, en la actualidad, tiene más de 80 plantas en funcionamiento.
–¿Está el país en condiciones de expandir la oferta a partir de la tecnología nuclear?
–El desarrollo tecnológico nacional acompañó la construcción de las centrales de Embalse, Atucha I y Atucha II. Esa situación pone al país en inmejorables condiciones para aprovechar las posibilidades que brinda la energía nuclear. El Reactor de Potencia Argentino es un emprendimiento modular capaz de llevar energía, bajo determinadas condiciones, a casi cualquier punto del país. Es un proyecto de mediano y largo plazo que, una vez terminado, entregará una potencia de 150 Kw anuales. De allí que la ministra de Defensa, Nilda Garré, haya hablado de la opción de propulsar con energía nuclear algún buque naval, sea un crucero, un submarino o un rompehielos. Hay una diferencia enorme con los años noventas. No es extraño que el ex ministro de economía Domingo Cavallo mandara a lavar los platos a los científicos. En ese mismo momento estaban paralizando la construcción de Atucha II.
–Lo llevo al tema de Yaciretá…
–Yaciretá estuvo prácticamente paralizada durante catorce años. El último aumento de la cota se concretó en 1994, cuando la inauguró Carlos Menem. En ese momento estaba en 76 metros sobre el nivel del mar, y ahí quedó. Se inauguró en condiciones precarias. Hoy, estamos con una cota de 80 metros, lo que en términos de producción implica un aumento de 500 Kw., y todavía queda margen para producir otros 500 Kw. Nuestro objetivo es alcanzar hacia fin de año una altura de 83 metros.
–¿Cuál es la situación del biocombustible en nuestro país?
–A principios de año se tomó la decisión de cortar con biodiésel el 5% del total del gasoil que consumen los vehículos. En agosto subimos esa cantidad al 7%, y esperamos llegar al 20% en el corto plazo para el transporte público. El mismo objetivo nos planteamos para el gasoil que se utiliza durante el invierno como reemplazante del gas natural en la generación eléctrica.
–Por lo tanto, es una decisión estratégica.
–Lo es. El país produce unos dos millones y medio de toneladas de biodiésel, de las cuales un millón se exporta. Hay una gran potencialidad y las decisiones que tomamos impactan en los mercados mundiales. Cuando decidimos elevar del 5% al 7% el corte de gasoil, el precio de la soja en el mercado de Chicago subió de 354 a 380 dólares la tonelada. En otras palabras, producir biodiésel permite ahorrar combustibles fósiles y le agrega valor a nuestras exportaciones de soja. Es un rubro donde el país puede imponer condiciones.
OBRAS Y AUMENTO DE LA ENERGÍA
Los números del Ministerio de Planificación señalan que en poco tiempo más las obras concluidas y en macha agregarán una oferta equivalente a 3,4 veces la energía que produce la represa hidroeléctrica de El Chocón. El resultado surge de sumar la potencia que entregarán Yacyretá, Atucha II –en su primera etapa– y las centrales de Ensenada-Barragán y Santo Tomé; además de las pequeñas unidades –de entre 40 y 60 Kw– localizadas en distintos puntos del país. Un panorama que se completa con las usinas privadas del plan Energía Plus. Un total de 4.090 Kw.
TELEVISIÓN DIGITAL PARA TODOS
La televisión digital implica un cambio de paradigma tecnológico y es la herramienta principal que permitirá poner en pleno funcionamiento la Ley de Medios Audiovisuales que sancionó el Congreso”, asegura Julio De Vido. Al igual que los especialistas, el ministro de Planificación Federal subraya que “su impacto será enorme”. Según el cronograma de trabajo, su puesta en marcha oficial se concretará el próximo 17 de octubre, cuando se cumplan 51 años de la primera transmisión de televisión en la Argentina. Hacia abril de año que viene estarán instalados 47 equipos de transmisión en diferentes puntos del país y, para diciembre de 2011, el sistema cubrirá el 99% del territorio nacional. El 1% restante demandará la instalación de antenas para recibir vía satélite las señales. “El objetivo es que la televisión digital sea un derecho para todos, y no sólo un alternativa para pocos”, subraya De Vido.
–¿Cuál es el estado de avance que tiene el proyecto?
–Estamos en pleno proceso de fabricación de los contenedores en cuyo interior se instalarán los primeros 47 equipos de transmisión, que estarán distribuidos en otras tantas localidades del país. Hacia fines del año que viene serán un total de 120. Finalmente, en los lugares que queden fuera del alcance de las repetidoras terrestres se instalarán antenas para recibir las señales vía satélite, una fase que estará finalizada hacia mediados de 2012. Las primeras repetidoras estarán en San Miguel de Tucumán, Campana, Baradero, San Nicolás y Cañuelas. En este momento se está trabajando con mucha fuerza en el área metropolitana para intensificar la señal, en especial en la zona norte del conurbano y la Ciudad de Buenos Aires, dos áreas donde las edificaciones complican la recepción. Además, estamos ultimando los detalles para que todas las señales puedan verse también en los celulares.
–¿Cómo evalúa el impacto del sistema en relación con la industria?
–Se trata de una iniciativa en la que intervienen muchos sectores del Estado y una cantidad muy importante de firmas nacionales. El Invap es la empresa encargada de licitar la construcción de los elementos necesarios para los transmisores, un proceso que tratamos que esté en manos de compañías nacionales. Hay una infinidad de firmas, algunas pequeñas, otras medianas y muchas del interior del país que ya están trabajando en la fabricación de esos componentes. El esquema, además, supone un proceso de integración muy beneficioso con Japón y Brasil. En el primer caso, porque la norma seleccionada es japonesa y, en el segundo caso, porque Brasil escogió el mismo estándar tecnológico.
–Más allá de la inauguración oficial prevista para el 17 de octubre, el sistema ya está funcionando con un paquete de señales…
–Desde el punto de vista de los contenidos, aunque todavía no están instaladas todas las repetidoras, la televisión digital es una realidad que incluye las señales Gol Tv, Paka-Paka, Canal 7, Canal 23, C5N y Telesur. En los hechos, quienes tienen la posibilidad económica de comprar el decodificador y un televisor digital están en condiciones de ver, por ejemplo, Fútbol para Todos en alta definición; una alternativa que no es posible si se recibe la señal por cable. La idea es sumar otras.
–La entrega gratuita de decodificadores entre los sectores más vulnerables de la población recibió críticas. Algunos califican la medida como populista…
–La determinación es una muestra clara de la política inclusiva de este Gobierno. Desde que arrancamos se entregaron unos cien mil aparatos. Según nuestro cálculo, hacia abril del año que viene el sistema podría alcanzar a unos cinco millones de personas. Las críticas son interesadas y provienen de los que quieren que nada cambie. Son los mismos que plantean que la Ley de Medios Audiovisuales es consecuencia de una disputa entre el Gobierno y un grupo periodístico que actúa en condiciones monopólicas.
–En otras palabras: una visión reduccionista e interesada…
–Es una interpretación que no se condice con la realidad. El nuevo marco regulatorio es resultado de la experiencia de una multitud de grupos culturales, económicos, políticos y sociales que se quieren expresar a través de los medios, y que ven en el nuevo esquema una posibilidad cierta de hacerlo. Esos grupos expusieron con claridad sus posiciones en las audiencias públicas que precedieron a la sanción de la Ley. Insisto en que reducir la norma a una disputa entre el Gobierno y un grupo periodístico es menospreciar el trabajo de muchas personas que aportaron desde la función pública y el sector privado. Además de minimizar el salto tecnológico que implica la puesta en marcha de la televisión digital y sus implicancias en la industria.
EL MITO DE LA OBRA PÚBLICA
Desde diversos sectores de la oposición se suele disparar sobre el Gobierno Nacional asegurando que las obras públicas constituyen una herramienta del Poder Ejecutivo para subordinar a gobernadores e intendentes. Número en mano, Julio De Vido asegura que se trata de un mito: “Los datos son elocuentes. Sobre un total de 14 mil en obras en ejecución o ejecutadas, el 94% se hizo o se está haciendo en forma descentralizada. Nosotros, desde el Ministerio de Planificación Federal, evaluamos el proyecto, lo aprobamos y aportamos los fondos. Los que adjudican y controlan son las autoridades provinciales o municipales”. Según aclara, sólo en los proyecto de gran envergadura interviene en forma directa su cartera. “Obviamente, muchas de las obras que integran el seis por ciento restante, donde el Estado Nacional tiene intervención directa, están en el área metropolitana, porque la concentración económica y poblacional del país así lo determina”, agrega el ministro.
LA RECONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA FERROVIARIO
Sobre el final de la entrevista, le dejamos a Julio De Vido una pregunta abierta.
–¿Cuál es la materia pendiente o aquello que lo desvela después de siete años y medio al frente del Ministerio?
–Reactivar el sistema ferroviario. Esa es una de las principales apuestas y materias pendientes. El empeño que estamos poniendo en esto quedó de manifiesto en el viaje que la Presidenta realizó a China. Además de los créditos que se consiguieron para incorporar bienes de capital, las obras del Belgrano Cargas son muy trascendentes. No es un dato menor que el presidente Jiu Xintao haya calificado la iniciativa como estratégica para su país. Sabe perfectamente que buena parte de los alimentos que consumirá China en los próximos años transitarán por esas vías.
Yo soy amigo de los sindicalistas del transporte y de la CGT y no advierto que haya incompatibilidad entre el transporte automotor y el ferroviario. Por el contrario. Desde las empresas del transporte automotor no evalúan el desarrollo del ferrocarril como una competencia. Ellos imaginan una logística interrelacionada. Además, el transporte en camiones se convirtió en hegemónico, no por vocación del sector, sino más bien por el abandono que sufrió el sistema ferroviario. El desafío es avanzar hacia un sistema acorde con las necesidades del país.
–Eso en materia de cargas. Y en el plano del transporte de pasajeros…
–Estamos trabajando para mejorar el servicio. Hemos fortalecido los controles sobre las empresas concesionarias e invertido en material rodante. También se realizaron obras de electrificación y mejoras en los tenidos de las vías. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, la Línea E del subterráneo la está construyendo el Gobierno Nacional. Sin duda queda mucho por hacer, pero estamos trabajando, hay avances importantes y los acuerdos que se firmaron con el gobierno chino darán un impulso muy importante a la reconstrucción del sistema
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