El proyecto para regular la producción y comercialización de papel de diario
La demanda de papel crece pero la producción es cada vez menor
Por Hernán Cocchi
Es la estrategia de los socios privados de Papel Prensa para controlar a sus competidores. En consecuencia, el 29% del consumo interno debe ser importado. Los datos surgen del informe que acompaña al proyecto girado al Congreso.
Luego de que la presidenta Cristina Fernández presentara el informe Papel Prensa – La Verdad, los presuntos delitos de lesa humanidad que se cometieron en el proceso de apropiación de las acciones de la compañía ocuparon la primera plana de los medios de comunicación. Pero el Estado también puso la lupa en la situación actual de la empresa quitada a los Graiver en 1976 y en cómo incide este oligopolio en el mercado editorial. “Ventajas competitivas” y “ejercicio de posición dominante en el mercado” son las frases que más se escuchan entre los representantes públicos en la compañía. Según un documento realizado por la Secretaría de Comercio Interior –citado en el texto girado por el Poder Ejecutivo al Congreso–, la producción de Papel Prensa disminuyó de 182 mil a 166 mil toneladas entre 2004 y 2009. Sin embargo, la demanda interna del principal insumo para los diarios aumentó de 257 mil a 262 mil toneladas. Dicho de otro modo: mientras las necesidades de papel de los medios de todo el país crecían, Clarín y La Nación disminuían la producción en un 8% y la importación aumentaba un 11%.
En su edición del domingo 22 de agosto, Clarín publicó un editorial en el que afirmó que “controlar el papel es controlar la información”, un punto de vista que dos días después fue adoptado por La Nación, en su crítica al informe dado a conocer por la presidenta. Los números pueden requerir una atención especial en la lectura, pero sirven para confirmar la confesión de las empresas periodísticas que controlan Papel Prensa.
Mientras la participación de la sociedad anónima en el mercado de papel argentino disminuía, la demanda de los accionistas privados se mantenía casi estable. En 2004, los “grandes diarios” consumían el 72% de la producción de la compañía, mientras que en 2006 apenas disminuyó al 69%. Entre los fundamentos del proyecto de ley enviado, se destaca que “la discrecionalidad en la fijación del precio opera como un mecanismo de exclusión de los pequeños productores gráficos y afecta nuevos emprendimientos”. Según un documento de la entidad Diarios y Periódicos Regionales de Argentina, el medio que no acceda al beneficio de pertenecer al selecto club de Papel Prensa deberá afrontar un sobre costo en su insumo principal de entre un 35 y un 40%. Vale tener presente que el 90% del mercado de los diarios del interior corresponde a medios regionales y no a los nacionales, lo que convierte a los segundos –en rigor– en diarios de la zona metropolitana de Buenos Aires.
Pero la decisión unilateral de cupos para el acceso al papel de diarios no es la única herramienta de los accionistas privados de Papel Prensa para controlar el mercado. Los precios del papel demuestran el beneficio de manejar a discreción la compañía. Clarín y La Nación pagan a Papel Prensa 538 y 539 dólares por tonelada, respectivamente. Para los demás diarios, el costo de venta crece a 606 dólares por tonelada, a pesar de que el valor de importación ronda los 560 dólares por tonelada. Dicho de otro modo, conviene importar o andar en “buenas migas” con los accionistas privados. No sólo por el precio, sino porque Clarín y La Nación sólo venden las bobinas después de saciar sus necesidades. En la anteúltima asamblea de socios, los representantes de los privados intentaron explicar al Estado que los descuentos son beneficios que se otorgan por las cantidades y la previsibilidad de sus pedidos.
Según el informe de la Secretaría de Comercio Interior, Papel Prensa produce por debajo de su capacidad instalada. En 2004, la capacidad ociosa de la planta de San Pedro rondaba el 8%. El año pasado ese número se duplicó. La conclusión es que hace 6 años la compañía participaba en un 71% del mercado del papel de diario y que en 2009 bajó a un 63%. La importación representa un 29% de las necesidades de todo el país.
Los representantes del Estado nacional en Papel Prensa trabajan sobre tres ejes. El primero son los presuntos delitos de lesa humanidad cometidos durante el traspaso de las acciones de la familia Graiver, el segundo es la posición dominante que le permitió a Clarín y La Nación controlar el mercado editorial de todo el país, y el tercero, las irregularidades en la gestión de la compañía. Las presiones, las torturas y las muertes son una parte de esta historia. Los pactos con gobiernos de facto, acuerdos ocultos entre accionistas, la ausencia del Estado y el manejo a discreción de la producción, la distribución y la comercialización del papel también forman parte de un secreto que, de a poco, sale a la luz.
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