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El salto tecnológico


Por Néstor Leone

El impacto social y cultural que generará la nueva tecnología de la TV digital y los cambios en el mercado de las telecomunicaciones

Mirar televisión ya no va a ser lo mismo. Un mundo de posibilidades técnicas parece abrirse con la inminente transición de la era analógica a la digital. Tampoco van a ser los mismos el mercado que rige su lógica y la naturaleza del negocio. Nuevas reglas asoman para marcar el pulso y generar cambios hasta ahora impensados. Pero no sólo eso. Tampoco será la misma la relación de millones de televidentes con los aparatos transmisores y los contenidos. Un cambio cultural profundo se esboza como inevitable, con la posibilidad de interactuar con ellos y generar otros contenidos, desde la casas, caminando por la calle o viajando en el transporte público. Una verdadera revolución, en definitiva, con nuevo paradigma en ciernes.


Es cierto, estos cambios no aseguran que la televisión deje de lado sus ropajes de caja boba. Ni que brinde virtudes artísticas o estéticas ahí donde hay carencia de creatividad o falta de profesionalismo. Como es difícil que esta nueva tecnología, por sí misma, contribuya a generar una sociedad más informada o más justa. Otras variables, más políticas y estratégicas, seguramente determinarán el sentido de las cosas al respecto. Lo que sí es cierto es que será una inmensa plataforma para conseguirlo. Y, por qué no, una oportunidad histórica para revertir asimetrías y buscar nuevos equilibrios.

Éste será el año de esa transición en la Argentina. En los próximos meses las primeras veinticinco antenas, distribuidas en distintos puntos del país, darán la señal de largada. En el transcurso del año otras quince acortarán el trecho, hasta llegar a las 150, con las que se espera cubrir, para el año próximo, el noventa por ciento del territorio nacional con el sistema de televisión satelital terrestre. Para el otro diez por ciento, la cobertura satelital, que permitirá que las zonas de frontera o las más inaccesibles puedan también tener su oportunidad de ver televisión. Gratis en más de un millón de hogares vulnerables que recibirán en comodato su receptor para convertir la señal, y sin otro gasto extra que el receptor, en el resto de los casos.



NORMA

Con la elección de la norma digital comenzó el camino de la transición. En agosto de 2009, en la reunión de Unasur, en San Carlos de Bariloche, la Argentina eligió la Integrated Services Digital Broadcasting (ISDB-T), más conocida como “la norma japonesa”, por su origen. De esta manera, el país se acoplaba a la decisión ya tomada por Brasil unos años antes y desechaba el sistema ofrecido por Europa, que tenía a España como principal impulsora en la región y a las empresas telefónicas como lobbystas, y el sistema estadounidense, impulsado aquí por el Grupo Clarín.

Según los funcionarios consultados por Debate, tres razones explican la decisión y le dan sentido. Por un lado, su robustez tecnológica, que elimina interferencias, ruidos urbanos o térmicos y facilita la recepción móvil y portátil de cualquier señal. Por el otro, su mayor aplicabilidad social. El hecho de que las señales no se transmitan por la red de telecomunicaciones hace que puedan llegar gratis al usuario y permite ahorrar energía. Y, por último, razones geopolíticas. Además de Brasil, ya están trabajando con esta norma la mayoría de los países de la región, lo que hace que los funcionarios prefieran llamarla como “sur-regional”. El potencial, en ese sentido, parece óptimo, con la posibilidad de tener mercados de mayor escala, intercambiar contenidos y transferir tecnología.

En ese sentido, Osvaldo Nemirovsci, coordinador del Sistema de Televisión Digital Terrestre, señala la diferencia con situaciones similares del pasado. Por ejemplo, el cambio tecnológico que se dio a fines de los setenta y principios de los ochenta con el paso de la televisión a color. “En ese momento -resalta el funcionario- tres gobiernos militares en la Argentina, Brasil y Chile eligieron tres normas distintas, las que les impusieron (ndr: PAL-N, NTSC, y PAL-M), en un ejemplo de vasallaje colonial inédito. Ahora, tres gobiernos democráticos unifican criterios y consolidan el cambio.”

En el país hay doce millones de televisores. De éstos, más de un tercio no tiene cable ni servicio satelital. Por lo tanto, ve sólo unas cosas señales y en condiciones muy precarias. Para este segmento va lanzado el sistema, según lo afirman las voces oficiales debido a la gratuidad del servicio. Lo único que tienen que disponer es de un decodificador o set top box, que “analogiza” la señal que viene digitalizada y pueda ser tomada por los viejos televisores (aun los que tienen tubos). La novedad inicial es que este sistema permitirá recibir libremente televisión digital en celulares, en GPS de vehículos y en netbook. Es decir, en distintos aparatos en movimiento.

“Esto es mucho más que un desarrollo tecnológico o un tema ingenieril. Ésta es una cuestión de justicia social. Nosotros tenemos un tríptico ideológico: el que ve poco que vea mucho, el que no vio nunca que vea y el que vea mal que vea bien”, apunta Nemirovsci y remarca la entrega de más de un millón de conversores en comodato que se hará sobre la base del padrón de planes sociales. Eso sí: los conversores serán de alta gama y con algunas condiciones tecnológicas que no tendrán los que pronto estarán en el mercado, para evitar la rápida obsolescencia y no ampliar en breve la brecha digital.

Se sabe: la inclusión social, la democratización de la información y la presencia federal han sido los latiguillos utilizados hasta aquí por los funcionarios a cargo del sistema para presentarlo. “Con esto achicamos la brecha digital, hacemos inclusión tecnológica y democratizamos la estética, para que se deje de ver con frituras o con interferencia”, acotaron allegados al equipo a cargo de la aplicación que también integran, además de Nemirovsci, el secretario ejecutivo del Consejo de Sistema de Televisión Digital Terrestre nacional, Luis Vitullo, el aporte desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Hugo De Vido y el referente técnico Emmanuel Jafrott.



CONTENIDOS

Más allá de la pertinencia del avance que esto significa, se hace difícil no inscribir esta política dentro de la lógica de enfrentamiento con el Grupo Clarín. Desde el Gobierno lo rechazan, aunque dejan flancos para que así se piense. Es que el daño potencial que este nuevo sistema puede hacerle a la empresa que tiene un verdadero predominio cuasimonopólico en el mercado del cable resulta significativo. Como también resulta cierto que, de no haberse dado el enfrentamiento, no sería difícil suponer que el desarrollo de esta nueva tecnología no se hubiese dado si no contra Clarín, por lo menos a las espaldas o en competencia con el Grupo.

Los funcionarios son terminantes: no quiere competir con la televisión por cable, ni tienen una gran expectativa migratoria al nuevo sistema. Apuntan, casi en unanimidad, a generar nuevos contenidos, de más alta calidad que los que hoy ofrece el mercado y apuestan a cubrir un segmento (importante, por cierto) que ese mercado desestimó o no se propuso conquistar. “Que no se preocupen: nosotros venimos a digitalizar la televisión para desarrollar autónomamente nuestra tecnología, para importar y exportar contenidos, para generar un mercado que no existía y para dar el salto tecnológico necesario para otras áreas”, señala Nemirovsci. Y promete apoyo estatal a las empresas privadas de medios y de cables tanto en logística como en cuestiones técnicas para reconvertirse y avanzar en la digitalización, hasta llegar a agosto de 2019 con un apagón analógico sin traumas.

Lo cierto es que el sistema público de televisión digital ya tiene bandera de largada a la vista. Con varias señales confirmadas (Encuentro, Canal 7 y varias dedicadas al cine, el deporte y el público infantil) más algunas otras en gestación, el Estado hace punta. La donación de un importante equipamiento técnico de parte del gobierno de Japón permitió acelerar los tiempos. Lo mismo el entusiasmo demostrado por varias empresas locales de ponerse a tono. Coradir y Novatech, por ejemplo, presentaron el primer conversor fabricado en el país. Aunque existen trabas, u obstrucciones. Por caso, la no aplicación de la Ley de Medios, votada por amplia mayoría en el Congreso y paralizada por la justicia mendocina, que impide que el ente encargado de avanzar (Radio y Televisión Argentina) pueda hacerlo y que se puedan adjudicar nuevas señales a los privados.


Cifras
El mercado hoy

- 12 millones de televisores en la Argentina.

- 32 por ciento de los televisores no tiene cable ni satélite.

Televisión digital terrestre

- 90 por ciento del territorio será abarcado por la TDT.

- 150 antenas se instalarán para tal fin.

- 25 antenas se colocarán al comienzo hasta llegar a 40.
Televisión digital satelital

-10 por ciento del país tendrá cobertura satelital.
Apagón analógico argentino

- Agosto de 2019.

Publicado por Kompromiso Nacional

Los datos fueron tomados de la web de la Presidencia de la Naciòn Argentina

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