Las pruebas de los delitos de lesa humanidad en el caso Papel Prensa
La justicia pedirá los documentos revelados por Tiempo Argentino
La investigación que dio a conocer los encuentros entre los directivos de Clarín, La Nación y La Razón con el torturador de la familia Graiver conmovió al ambiente político. Será estudiada por la Secretaría de Derechos Humanos.
La investigación que Tiempo Argentino publicó ayer prueba que Héctor Magnetto, Bartolomé Luis Mitre y Patricio Peralta Ramos (presidentes de los directorios de Clarín, La Nación y La Razón) se reunieron el 7 y el 9 de abril de 1977 con el jefe militar que mantenía cautiva a la familia del dueño de Papel Prensa. La noticia recorrió el espiral político (ver Opiniones) y se multiplicó en las redes sociales digitales. Fuentes de la Fiscalía Federal de Delitos de Lesa Humanidad de La Plata, que entiende en la causa en que se investiga la represión en el centro clandestino de detención Puesto Vasco, confirmaron que en las próximas horas pedirán la documentación.
La noticia sorprendió a los fiscales, mientras se preparaban para recibir a otro de los testigos, el ex testaferro de David Graiver, Rafael Ianover, quien dará su testimonio el miércoles, en el mismo ámbito en que lo hizo la semana anterior la viuda del empresario, Lidia Papaleo.
Las revelaciones también son estudiadas en estos momentos por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que prepara su querella, sobre la base del informe Papel Prensa- La Verdad, para ser presentada en los próximos días.
Los documentos revelados en la edición del domingo por Tiempo Argentino demuestran que el militar encargado de los interrogatorios a la familia Graiver en el centro clandestino de detención Puesto Vasco se reunió, en las horas previas a esas sesiones de tortura, con los directores y asesores letrados de Clarín, La Nación y La Razón. El objetivo de esos encuentros era “producir sendos informes” y “preparar los interrogatorios a celebrar el 11 de abril de 1977”. Todo quedó registrado en las órdenes que Oscar B. Gallino, general de brigada, oficial Superior Preventor, escribió el 7 y el 9 de abril de 1977.
En las actas no figuran los nombres de los representantes de los tres diarios que compraron a bajo precio, en sintonía con la jefatura de las Fuerzas Armadas, las acciones de Papel Prensa. Pero Gallino especifica sus cargos: presidentes de directorio. Tal cual consta en el Boletín Oficial, en aquella época, esos sillones estaban ocupados por Héctor Horacio Magnetto (Clarín), Bartolomé Luis Mitre (La Nación) y Patricio Peralta Ramos (La Razón).
Después de la elaboración de “los interrogatorios”, el Consejo de Guerra Especial Estable N° 2, del Comando Zona 1 (a cargo del primer cuerpo del Ejército) interrogaba a los miembros de la familia Graiver y a sus empleados que habían sido detenidos. Luego se realizaba una “prevención sumarial” (un expediente) con los resultados de las declaraciones que tomaba bajo tormentos Oscar Gallino.
Otros papeles, dados a conocer por este diario, prueban que además de controlar los movimientos, la información y a los vendedores de Papel Prensa (a quienes secuestraron), Gallino abrió una cuenta en el Banco Nación para depositar, a su nombre, más de tres millones de pesos que eran propiedad de la familia Graiver. También los despojó de dinero en efectivo, cheques y acciones de diferentes empresas. Al día siguiente, un acta secreta de la Junta Militar en el “Item 1, Papel Prensa SA” deja asentado el plan: “evitar que la suma correspondiente a las acciones ingrese al Grupo Graiver o a su sucesión”.
El 8 de marzo de ese mismo año, 1977, secuestraron a Juan Graiver, padre de David, dueño de Papel Prensa. A la semana siguiente, el 14 de marzo, se produjeron los secuestros de la viuda de Graiver, Lidia Papaleo, junto a las secretarias de su esposo Silvia Fanjul y Lidia Gesualdi. El 4 de abril, Jorge Rubinstein –la única persona que podía manejar Papel Prensa después de la muerte de David Graiver– murió mientras lo torturaban. El 7 y el 9 de abril, Gallino se reunió en su despacho con los directivos de Clarín, La Nación y La Razón. Según dejó asentado, el encuentro le sirvió para preparar el interrogatorio del 11 de abril de ese mismo año
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